viernes, 27 de junio de 2014

LA ORGANIZACION DE LOS MUNDIALES DEBE SER REVISADA POR LA FIFA

Por Carlos F.Ramírez

Es evidente que el Mundial de Futbol, que ahora deja a FIFA cantidades increíbles de utilidades en dólares, necesita una revisión en lo que concierne a su organización.  Como ocurre lamentablemente con algo que tiene éxito mundial, los organizadores del evento dan por seguro que están haciendo bien las cosas, básicamente porque el dinero fluye por todas partes y las protestas y quejas del publico prácticamente quedan sin escucharse.
El Mundial en Brasil ha ocurrido en el peor momento posible para el hermano país de América del Sur.  Por razones que no nos corresponde juzgar, la gente esta enojada contra la situación que vive el país, y escuche continuamente lamentos por financiar un evento que solamente enriquece a quienes lo organizan y que contrario a lo que se piensa, no hace felices a millones de brasileiros que aman el "futebol", pero que no tienen mas acceso que presenciar en la pantalla televisora los partidos importantes.

Brasil esta en una severa crisis económica al nivel de la clase media y baja, que son los ciudadanos que enriquecen el "futebol" con su presencia, pero que ahora son los que menos lo disfrutan como no sea por la televisión. El costo de los boletos es insultante; la reventa es aun peor.  La inversión que tuvo que hacer el gobierno, dejo a un lado proyectos mas importantes para la población, pues las exigencias de FIFA se han vuelto dramáticamente una tiranía.  Lo que exige FIFA  en materia de organización, esta fuera del alcance de la economía de cualquier pais, y mas de Brasil que ha ido perdiendo su avance económico en los últimos tiempos.

Influyó,  en esta situación, las exigencias de FIFA de construir o ampliar estadios por todas partes (casi ninguno se termino a tiempo); y programar partidos a cada selección en diferentes estadios, algunos ubicados a mas de 1,000 kilómetros de distancia de donde están alojados los jugadores.  Para quienes hemos asistido a varios mundiales la comparación se hace automáticamente: es inhumano organizar un evento tan importante que este fuera del alcance de la población del país organizador.  Es inmoral la reventa de boletos en manos de individuos que han llegado a pedir hasta el equivalente a 5,000 pesos mexicanos por un boleto. 

Además, como este es un "Mundial Sud Americano", abundan aficionados de países de América del Sur, que viajaron en grupos en autobuses, camiones, etc.  Y no encuentran boletos porque todos están en manos de revendedores, y algunos llegan a pedir hasta el equivalente de 500 a 1,000 dólares americanos por boleto.  Uno se explica los dos o tres intentos de entrar por la fuerza a los estadios por parte de grupos de veintenas de aficionados sudamericanos que no podían o querían pagar el dinero que piden los revendedores por boletos.  ¿Y FIFA? Bien, gracias en sus palcos de honor y asientos acojinados...no en balde los "jilgueros" de la televisión jamás mencionan la seriedad de ese problema, pues tienen audiencia gratuita que se amontona en cafés y en la calle para ver los partidos.

El Mundial definitivamente, necesita una revisión total de quienes lo organizan.  Y no es nada nuevo...

jueves, 26 de junio de 2014


JUGANDO EN EL EXTRANJERO.

 


Por Carlos Calderón Cardoso


Historiador, escritor, columnista y analista del Fútbol Mexicano.

 

Gracias a una mala planeación, México tuvo que jugar el partido eliminatorio para el Mundial de 1934  contra de los Estados Unidos en Roma, Italia, en lugar de desarrollarlo en tierra azteca o en el vecino país del norte.

 

La buena fe del mexicano y la creencia de que "esta sí es la buena", llevó a los directivos nacionales a aceptar tal decisión de FIFA y a creer, además, de que nuestro país tenía el potencial suficiente no solo para calificar, sino para avanzar en la justa mundial más importante de fútbol.

 

En una reunión efectuada un martes del mes de marzo, los máximos dirigentes de la Liga Mayor, decidieron conseguir los mejores pasajes para la selección mexicana en el barco alemán Orinoco, nave  de lujo en donde los jugadores serían alojados en camarotes de primera clase adquiriendo -para un mejor precio- los boletos de ida y vuelta. La salida del puerto de Veracruz, sería el 19 de abril, el regreso estaba planeado para el 12 de junio, ¡dos días después del último partido del Mundial!. es decir, que se planeaba llegar a final misma.

 

Los jugadores, tras un viaje extenuante, llegaron a Roma. Días después jugaron contra los Estados Unidos y perdieron, por lo cual estaban descalificados. Se encontraban en el viejo continente y no jugarían el Mundial.

 

Los viáticos asignados a cada jugador, eran raquíticos y con la eliminación, la FIFA no aportaría tampoco el dinero que correspondía a cada delegación mundialista. La selección Mexicana, estaba varada, sin dinero y con un mes por delante en una tierra extraña sin poder volver a casa.

 

Era necesario que consiguieran partidos para sufragar los gastos de permanencia, pero ante la derrota, nadie quería jugar con ellos.

 

El entrenador Rafael Garza Gutiérrez "Récord", mediante cartas y telegramas con amigos suyos en Europa, pudo conseguir un par de encuentros en Suiza y otro en Rotterdam. Finalmente, se anunció un partido en Gijón, en donde tenían que jugar el mismo día en que llegaron. Comenzó México ganando 2-0, pero el cansancio del viaje hizo mella y terminó perdiendo 5-2. Ningún otro equipo quiso jugar contra el nuestro.

 

Como no se tenía el dinero suficiente, se aceptó la oferta de dos clubes españoles de quedarse con los servicios de tres jugadores mexicanos: En el Racing de Santander Manolo Alonso y Luis de la Fuente, el querido "Pirata" y en el Oviedo, Carlos Laviada.

 

Como en México el fútbol no era profesional, el dinero pagado por sus servicios, correspondía íntegramente a ellos, pero amablemente lo cedieron para que el equipo mexicano subsistiera algunos días más.

 

El "Pirata" Fuente, tenía un tiro violento, puntería fina, fuerte y elástico, saltaba medio metro por encima del portero, era voluntarioso y valiente como ningún otro, jugaba de interior izquierdo y remataba de cabeza como si la tocara con la mano.

 

Manolo Alonso tenía un estilo elegante y era muy disciplinado. Anotaba goles de gran manufactura y sabía abrir el juego para los demás delanteros.

 

Carlos Laviada podía jugar como defensa o en la media cancha. Siempre bien colocado en la zaga, de pierna fuerte sin ser violento comenzaba a armar el juego desde abajo.                                                                      

 

La actuación de los mexicanos del Racing, fue sobresaliente. Fuente sobre todo, fue alabado en más de una ocasión por la prensa española y por el gran arquero Ricardo "El Divino" Zamora, quien virtió elogios por el gol que le anotó el 7 de abril de 1935. Sin embargo, ambos jugadores decidieron regresar a nuestro país al término de la temporada, tal vez por extrañar el terruño o por la guerra civil que se avecinaba Carlos Laviada, en cambio, permaneció un año más con el Oviedo, en el que se convirtió en titular indiscutible. El defensa mexicano regresó a nuestro país en diciembre de 1936 de visita y con la idea de retornar a la Madre patria, pero al ver los tamaños que había alcanzado en materia futbolística, su viejo cuadro el Asturias le ofreció un contrato muy jugoso, además de que regresar a la España en guerra, era muy arriesgado.

 

Es así como termina la historia de los tres primeros futbolistas mexicanos que jugaron en equipos extranjeros después de tener como escaparate a la siempre bienamada Selección Nacional.

Contrato Pirata Fuente con Racing Santander

Contrato de Pirata Fuente 

                                  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

    

           

:::Users:carloscalderoncardoso:Desktop:Carlos Laviada.tiffManolo Alonso y Pirata con Pte del Racing  

Manolo Alonso y Pirata Fuente, con el presidente del Racing                Carlos Laviada