DEJEMOS DE
INCULCAR A LAS NUEVAS GENERACIONES QUE EL DEPORTE SOLO ES DINERO
Por Carlos F.Ramírez
Aprendí de mis padres y maestros, que la verdad
y la honradez deben ser siempre la base de conducta en cualquier actividad
humana, desde luego incluyendo la administración del deporte más popular del
mundo: el fútbol. Ese deporte que quien
esto escribe y todos sus seguidores hemos soñado y practicado desde niños; y aprendimos
a gozarlo y respetarlo a medida que crecimos.
Pero ocurre, que al paso del tiempo, lo que era
originalmente un ejercicio sano y diversión entretenido, fue creciendo en
popularidad, que como ayudó mucho a su difusión, también se convirtió para
muchos en tentación de convertir el
aspecto deportivo en un negocio, llenando los bolsillos con dinero, alejándose
del objetivo original: “mens sana in corpore sano”, etc., una diversión
de multitudes, al alcance de niños y jóvenes;
etc.; y convertirlo rápidamente en negocio de compra-venta exagerada de discutidos
valores humanos, que normalmente solo dan ganancias financieras a quienes no lo
practican…
¡Ojo, lector!
No estoy en contra del fútbol-negocio.
Pero como en todos los negocios, surgen tentaciones debido a ese intenso
flujo de bienes materiales que generalmente surge y atrae, convirtiendo lo que
era entretenimiento de multitudes, para convertirlo solamente en negocio. Hoy, las ligas de fútbol en muchos países,
solo están interesadas en ganar dinero.
Y se filtraron para “reeducar” a muchos que primero habían dirigido la
Copa del Mundo por “romanticismo”, a convertirla en un Carnaval Económico,
donde no hay romanticismo del fútbol por el deporte mismo, pero si muchas
oportunidades para ganar dinero explotando voluntades.
Desde fines del siglo pasado hasta el presente,
la Copa del Mundo se ha convertido (así como tristemente muchas ligas del
mundo), más que competencia deportiva, en un mercado de negocios, donde el
objetivo principal es ganar la mayor cantidad de dinero posible. Y claro, este es un contagio tal que políticos,
directivos de asociaciones y clubes, etc. (y hasta algunos jugadores) creen que
el fútbol es solo un negocio y no un deporte.
Actitud contagiosa, como una enfermedad que se extiende no solo a niños
y jóvenes, sino a muchos adultos, padres de frustrados profesionistas que
traerán al hogar dinero, mucho dinero, jugando al fútbol.
Entiéndame lector, no estoy en contra del
profesionalismo sino por estar acabando con el concepto de “deporte por el
deporte mismo” o “mens sama in corpore sano” Estamos educando a las nuevas
generaciones, para que crezcan pensando que solo se justifica la práctica del
deporte si les sirve para ganar más dinero; y no solo para buscar mejoramiento
físico y mental. Tristemente estamos
justificando el dicho que “la historia se repite”: es lo mismo que ocurrió
cuando apareció el materialismo que acabó con los Juegos Olímpicos de la antigüedad
y dio nacimiento a una etapa de guerras y retroceso.
Y es que todo ejemplo es contagioso; ese cambio
negativo se siente ya no solo en FIFA y ligas profesionales; llega al deporte
escolar, a canchas de deportistas “amateurs”, y fue la forma como FIFA manejó
la copa del Mundo desde fines del siglo pasado hasta el presente. El materialismo que crea solamente podredumbre
en, no solo en el deporte, sino también en la sociedad.