LA GESTACION DE UN
CLASICO CAPITALINO: AMERICA VS. PUMAS
Por Luis Ramírez Ruiz
Cuando los Pumas de la UNAM recién habían ascendido al máximo
circuito en 1962, se enfrentaron al América el 1º. de julio de ese año. El
encuentro fue en el estadio Olímpico de la Ciudad Universitaria que, en aquel entonces,
era la casa de ambas escuadras (el estadio Azteca, actual escenario del
América, apenas estaba en construcción).
En ese primer encuentro, los equipos aún no sabían que más
de 20 años después, iniciaría una gran rivalidad, Ese juego terminó con
marcador de 2 goles a 0 a favor de los, en ese entonces, llamados cremas del
América. Las anotaciones fueron de Francisco Moacyr y de Antonio Jasso. De
hecho, el gol de Moacyr fue el primero que los universitarios recibieron en el
máximo circuito.
No fue sino hasta 1966, el 18 de agosto, cuando estas dos
escuadras jugaron por primera vez en el recién inaugurado estadio Azteca. Y fue
una victoria contundente de 5 goles a 1 en favor de los americanistas. Por los
Pumas anotó López y por los también llamados “canarios” Del Águila, Vavá, dos
del “Coco” Gómez y uno de Fragoso.
Pero la rivalidad creció y llegó hasta convertirse en un
auténtico clásico del futbol mexicano, gracias a la final que ambas escuadras
jugaron en la temporada 1984-85.
Los Pumas, comandados por Mario Velarde y el América por
Miguel Angel “Zurdo” López se enfrentaron en la final. El partido de ida fue en
el Azteca con empate a un gol. Anotaciones de García Aspe por el equipo
universitario y de Carlos Hermosillo por los americanistas.
El partido de vuelta en CU terminó con un empate a cero
goles. En aquel entonces no existía la regla del gol de visitante en la
liguilla y mucho menos en la gran final. Tampoco existían los tiempos extras o
tiros de penal en el partido de vuelta. El reglamento indicaba un tercer
partido en las siguientes 48 horas, en cancha neutral y ahí sí, en ese
encuentro, podrían llegar a tiempos extras y penales.
Los equipos decidieron trasladarse al recién inaugurado estadio
de la Corregidora de Querétaro (construido ex profeso para el Mundial
México-86) y en ese juego el América resultó vencedor 3 goles a 1, con un
polémico arbitraje de Joaquín Urrea.
Dos goles del Ruso Brailovsky (uno de ellos de penal por
manos de Félix Cruz Barbosa dentro del área) y uno de Carlos Hermosillo,
gestaron el triunfo de las Águilas 3-1. Por los Pumas había descontado Tuca
Ferreti y el árbitro no marcó un muy reclamado penal por supuestas manos del
defensa americanista Alfredo Tena.
Después de este partido, la rivalidad creció y nació el
clásico. Pocos años después, en 1990-91, Pumas tomaría venganza de esta final
al imponerse al América en la final gracias al llamado “Tucazo”, un gol de tiro
libre de Ricardo Ferreti, en ese entonces delantero universitario.
Hasta la fecha, los juegos entre Pumas y América tienen un
sabor muy especial y son considerador como auténticos clásicos capitalinos.
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