lunes, 25 de julio de 2016

COMO LES IBA DICIENDO…               

Por Carlos F. Ramírez

En días pasados un grupo de cronistas deportivos del mundo, algunos  corresponsales  de publicaciones de otras naciones se reunieron a desayunar en un patio en las afueras de Nueva York y tuvieron a bien invitarme.
Allí estaban entre otros, Jorg Wolfrum del “Kicker” alemán;  Mamrud de Argentina,  Lester Silberman y Steven Torres de la TV de Nueva York; Hugo Cadelago argentino y Sean Singleton de Inglaterra.

En esa “torre de Babel” no hubo confusión porque todos nos centramos en discutir un solo tema: ¿no es verdad que la televisión ha ahuyentado de los estadios  a los verdaderos aficionados al fútbol,  o football, o fussball, o soccer…?  La discusión se centró en ¿cuál será el futuro del fútbol organizado en los estadios del mundo?
La mayoría de ellos tiemblan ante la nueva FIFA;   no faltó quien dijera con términos que sonaron a  Latino Americanos, como  “tan malo será el pinto como el Colorado”, traducción mexicana de lo que ellos expresaron con un “valdrá la pena que yo juegue con todo lo que sé,  si no van aficionados a verlos jugar en el estadio?

Discutimos y hubo pretextos y soluciones.  A mí me pusieron a pensar: realmente, ¿Cuál será el futuro del fútbol mundial con tantos impunes asesinatos callejeros;  increíble  enfrentamiento político de criminales de distintos colores y religiones;  y estadios cada vez menos llenos por la presencia de “hinchas” mal educados y violentos, que tristemente han confundido un juego de fútbol entre selecciones, con una Guerra entre ejércitos armadas con diferente bandera;  y que pasará ahora, después del desastre de FIFA y sus mundiales; y ahora con  la separación del país creador del “football association” de todos los demás países europeos?

No hay duda,  hace un par de años yo lo viví en el Mundial de Brasil, los aficionados o “hinchas” del mundial, son ahora mezcla de aficionados bien intencionados con bestias alcoholizadas destructivas; que asisten a partidos a desahogar su ira o intentan vengarse de un mundo que tal vez los ha tratado mal; no buscan quien se las hizo sino quien se las va a pagar.

Y les da lo mismo que sea en un bar o en las tribunas de un espectáculo donde solían asistir seres humanos,  damas y niños; ahora para felicidad de los comerciantes del  medios televisivo, la  audiencia conocedora, sana y pacífica prefiere quedarse en casa o ir al restaurante de su barrio para presenciar el partido de fútbol de la semana o del mes.  Esto da alegría a los medios televisivos; y claro, a los fabricantes y distribuidores de productos que durante el partido envían mensajes comerciales a un auditorio pasivo y mejor educado.


            O si no, amable lector, ¿cuándo fue la última vez que usted asistió físicamente a un partido de fútbol de su rumbo o ciudad?  Y sobre todo, ¿cuántas veces se ha atrevido a llevar a sus hijos o hijas a presenciar un partido en tribunas sin techo, aguantando el clásico sol de las tardes;  consumiendo refrescos o papas fritas a precio mayor del que usted pagaría por tenerlos en su casa, bajo techo o aire acondicionado?  En esa reunión que mencioné discutimos pero nunca encontramos más solución que decir: el fútbol está  hoy en una encrucijada muy peligrosa…

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