COMO LES IBA DICIENDO…
Por Carlos F.
Ramírez
En días pasados un grupo de cronistas
deportivos del mundo, algunos
corresponsales de publicaciones
de otras naciones se reunieron a desayunar en un patio en las afueras de Nueva
York y tuvieron a bien invitarme.
Allí estaban entre otros, Jorg Wolfrum del
“Kicker” alemán; Mamrud de
Argentina, Lester Silberman y Steven
Torres de la TV de Nueva York; Hugo Cadelago argentino y Sean Singleton de
Inglaterra.
En esa “torre de Babel” no hubo confusión
porque todos nos centramos en discutir un solo tema: ¿no es verdad que la
televisión ha ahuyentado de los estadios
a los verdaderos aficionados al fútbol, o football, o fussball, o soccer…? La discusión se centró en ¿cuál será el
futuro del fútbol organizado en los estadios del mundo?
La mayoría de ellos tiemblan ante la nueva FIFA; no
faltó quien dijera con términos que sonaron a Latino Americanos, como “tan malo será el pinto como el Colorado”,
traducción mexicana de lo que ellos expresaron con un “valdrá la pena que yo
juegue con todo lo que sé, si no van
aficionados a verlos jugar en el estadio?
Discutimos y hubo pretextos y
soluciones. A mí me pusieron a pensar:
realmente, ¿Cuál será el futuro del fútbol mundial con tantos impunes asesinatos
callejeros; increíble enfrentamiento político de criminales de
distintos colores y religiones; y estadios
cada vez menos llenos por la presencia de “hinchas” mal educados y violentos,
que tristemente han confundido un juego de fútbol entre selecciones, con una
Guerra entre ejércitos armadas con diferente bandera; y que pasará ahora, después del desastre de
FIFA y sus mundiales; y ahora con la separación
del país creador del “football association” de todos los demás países europeos?
No hay duda, hace un par de años yo lo viví en el Mundial
de Brasil, los aficionados o “hinchas” del mundial, son ahora mezcla de
aficionados bien intencionados con bestias alcoholizadas destructivas; que
asisten a partidos a desahogar su ira o intentan vengarse de un mundo que tal vez
los ha tratado mal; no buscan quien se las hizo sino quien se las va a pagar.
Y les da lo mismo que sea en un bar o en las
tribunas de un espectáculo donde solían asistir seres humanos, damas y niños; ahora para felicidad de los
comerciantes del medios televisivo,
la audiencia conocedora, sana y pacífica
prefiere quedarse en casa o ir al restaurante de su barrio para presenciar el
partido de fútbol de la semana o del mes.
Esto da alegría a los medios televisivos; y claro, a los fabricantes y
distribuidores de productos que durante el partido envían mensajes comerciales
a un auditorio pasivo y mejor educado.
O
si no, amable lector, ¿cuándo fue la última vez que usted asistió físicamente a
un partido de fútbol de su rumbo o ciudad?
Y sobre todo, ¿cuántas veces se ha atrevido a llevar a sus hijos o hijas
a presenciar un partido en tribunas sin techo, aguantando el clásico sol de las
tardes; consumiendo refrescos o papas
fritas a precio mayor del que usted pagaría por tenerlos en su casa, bajo techo
o aire acondicionado? En esa reunión que
mencioné discutimos pero nunca encontramos más solución que decir: el fútbol
está hoy en una encrucijada muy
peligrosa…
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