EN LA FIFA, TARDE O TEMPRANO LA VERDAD SALE A FLOTE
Por Carlos
F.Ramírez
Mis padres y abuelos solían
decirme que “tarde o temprano, la verdad y la honestidad triunfan, aun en un
mundo lleno de expertos en hacer trampa y chicanerías”. Tristemente, la vida me
ha enseñado que esas sabias palabras tarde o temprano, ocurren en la realidad.
Hoy
me refiero a la acción civil que ha comenzado en tribunales de Estados Unidos contra
quienes manejaron (y aparentemente siguen manejando), los intereses de FIFA y
del futbol mundial. Acabo de leer
un documento de 42 páginas que reporta 92 diferentes
actos negativos, que suman más de 200 millones de francos, obtenidos por gente
que manejó FIFA en los últimos tiempos.
Veinticuatro de los acusados han
admitido culpa, y esperan de los tribunales el castigo que recibirán. Hay un número no definido que ha negado los cargos;
y 15 han evadido el castigo hasta ahora, entre ellos gente del futbol
Sudamericano como Leoz, Teixeira y Del Nero.
Desde luego varía el nivel de responsabilidad,
como ocurre con el triunvirato que manipuló FIFA al final: en el centro de todo
están Sepp Blatter, presidente y Jerome Walcke, secretario. Ellos son el centro de todo, y aunque están
libres, esperan su castigo; (hay un tercero que escapó del escándalo por haber
aceptado su culpa a tiempo: el francés
Michel Platini)…
Un
cuarteto acusado de corrupción y fraude estaba (ahora son tres) en la “lista de
espera”: José María Marín, escondido en
la “Torre Trump” de Nueva York; el sucesor de Leoz, Juan Angel Napout que vive
en Florida; y el peruano Manuel Buergo.
El cuarto, que se salvó (por haber muerto luego de haber confesado su
culpa), fue Chuck Blazer.
Los
verdaderos aficionados al fútbol (incluyendo directivos honestos) deben
ver hacia delante, ser positivos, elegir gente
honesta que dirija el fútbol; pero exigiendo que ahora si, funcione la “escoba”
que acabe de limpiar todo lo negativo que se ha ido filtrando en el fútbol
mundial desde hace poco más de tres décadas.
Quienes amamos nuestro deporte, sentimos esa “filtración”; tristemente,
poco hicimos para detener el mal a tiempo.
Que sea una lección para quienes vemos el fútbol, no solo como negocio
sino como diversión de multitudes; y sobre todo “escuela” de niños y jóvenes;
cuidemos que en el futuro siga siendo una diversión pública: un deporte que sin
dejar de ser negocio sea manejado con toda limpieza y responsabilidad.
Y
no olvidemos que la mejor limpieza comienza en terreno propio más que en
terreno de otros…
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