EL REBAÑO SAGRADO (LAS
CHIVAS RAYADAS DEL GUADALAJARA)
Por Carlos
Calderón Cardoso
La historia de
las chivas del Guadalajara, es tan añeja como un siglo. Iniciaron a jugar con
el nombre de Unión en 1906 y a partir de 1908 comenzaron a llamarse como la
ciudad en donde desarrollan su futbol: Guadalajara. Pero el mote que las
identifica tiene su razón de ser casi medio siglo después.
Un cronista
tapatío, que era devoto del Atlas, en 1948 y tras un partido en el que el
Guadalajara corrió por todo el terreno de juego ganándole apenas 1-0 al
Tampico, comentó en el periódico El Informador de Guadalajara, que corrían como
“chivas locas”, como “ chivas brinconas”, pero sin poder hacer nada.
Los atlistas,
con ese odio desbordado que existe entre ambas instituciones, festejaron el
apelativo y –burlándose de los rayados- comenzaron a llamarles así: chivas
locas.
En el
siguiente partido en el que se enfrentaron Guadalajara y Atlas, el 14 de julio
de 1949, el conjunto rayado entró al terreno de juego con una chiva vestida con
los colres del Guadalajara. El arquero comentó a un perodista ¡Sí, somos chivas
y qué! ¡Decir chivas es decir Guadalajara!.
Aquella noche,
si ganaba el Atlas, estos obtendrían su primer título de liga de la historia.
Sería el primer conjunto de Jalisco en ganar un título en la primera división,
por lo que se especuló que los del Guadalajara se dejarían vencer para que el
campeonato recayera en el estado.
¡Y por
supuesto, que eso no sucedió!
El partido,
ganado por los locales, fue ovacionado por los asistentes con un grito
ensordecedor: ¡Chivas!, ¡Chivas!, ¡Chivas!. Al término del partido uno de los
jugadores diría que los del Atlas jugaban como margaritas (maricones) y ahí
nacería otro apelativo que duraría muchos años.
Llamados desde
entonces las chivas rayadas del Guadalajara, el equipo tapatío sería motivo de
otra anécdota que los dejaría marcados:
Desde que en
los años veinte el Guadalajara inauguró su casa club en las instalaciones de
Unión y Bosque, el entonces sacerdote Garibi Rivera que bendijo las
instalaciones, mostró gran gusto por el futbol y en particular por el
Guadalajara.
Años después,
cuando Garibi había sido nombrado Cardenal
y el Guadalajara ganaba su primer título profesional el 3 de enero de
1957, derrotando al Irapuato, Garibi Rivera, en la catedral de Guadalajara,
mientras celebraba su misa, entonó un tedéum en alabanza a la alcurnia
rojiblanca.
Días después,
recibió al plantel completo y mostró, ante los azorados futbolistas, que debajo
de su sotana llevaba puesta la playera del Guadalajara. Un periodista
intuitivo, desde aquel día, al equipo que tenía los favores de uno de los
hombres más cercanos a Dios, por su investidura, comenzó a llamarle a aquellas
chivas desbocadas “El rebaño sagrado”.
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El Cardenal Garibi Rivera recibiendo al Campeón Guadalajara |
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