LA CHILENA
Por Carlos Calderón Cardoso
Historiador, escritor, columnista y analista del Fútbol Mexicano.
Era el 22 de marzo de 1915 en San Fernando, Cádiz, Enrique
Gómez Muñoz "Spencer", sevillano ala derecha del Sevilla, se lanzó de
espaldas al marco y en esa posición, en el aire, conectó con el pie derecho,
para mandar la bola al ángulo. Esta es la referencia más antigua que conocemos,
pero que en su momento solo localmente se advirtió.
Ese día, de la
cabriola de Uzcanga, entre los asistentes estaban los hermanos Arellano quienes
tres años después serían los fundadores de uno de los equipos de mayor
tradición en el fútbol chileno: El Colo Colo.
David Arellano
se dio a la tarea de practicar aquel lance: parado sobre un plano, lanzaba el
balón en forma recta por encima de su cabeza y recostándose en el aire golpeaba
el mismo en su descenso boleándola hacia atrás con alguno de sus pies
encorvando los dedos hacia adentro para que el esférico no saliera volando por
los aires, sino que cayera justo hacia la portería. Al efectuar esta jugada,
invariablemente se cae sobre la espalda, por lo que las manos son parte
fundamental para amortiguar el golpe, así como caer primero con la parte alta
de la espalda, apenas abajo de los hombros.
En 1927, el Colo Colo realizó una gira por América -incluyendo México- y Europa. Fue en España donde David Arellano cautivó las canchas con la famosa jugada y la prensa ibérica no dudó en bautizarla como "chilena´, por que fue a un jugador de aquel país al que vieron hacerla, sin saber que un sevillano ya la había practicado con anterioridad.
A lo largo de
la historia, la chilena o tijera sigue cautivando a propios y extraños. Sin
duda, uno de sus máximos exponentes ha sido el mexicano Hugo Sánchez, a tal
grado que en su paso por España fue sello característico de sus goles, como
aquel que le hizo al Logroñes que fascinó al mundo entero. De tal forma que si
en la Madre Patria le dieron el título de chilena hace muchos años, se
sintieron con el derecho de cambiarlo: cuando uno ve la jugada en aquel país se
dice que acaban de realizar una huguiña. Llámela como quiera, sevillana,
chilena o huguiña, pero no deje de admirarla...
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Hugo y su gran chilena. |
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