EL FUTURO DE
FIFA (Y DEL FUTBOL) EN LA BALANZA…
Por Carlos F.Ramírez
Cuando se creó FIFA
hace casi un siglo, el fútbol estaba en pañales en todos sentidos. Pero eran “pañales” que envolvían a un sujeto
de valor potencial.
Con el tiempo, nadie podrá negar que en la post
Guerra el deporte en general, el fútbol en particular, han crecido en seriedad,
organización y económicamente.
El crecimiento desde
luego no ha sido perfecto, porque eso solamente puede uno aplicárselo al
Creador. Pero desde 1954 sin duda fue
FIFA la que le dio al fútbol la importancia mundial que tiene, basado en el orden
y el mejoramiento continuo en la administración de FIFA hasta 1974.
Vaya, todo fue tan
bien, que pronto atrajo la atención de personas que lamentablemente están en el
fútbol no porque realmente lo amen, sino porque tienen olfato para “oler” el dinero
que hoy se mueve en el deporte profesional.
Aclaro que no estoy en contra del dinero (dicen que el dinero no lo
compra todo, en efecto algo que el dinero no compra es la pobreza); eso sí, estoy
en contra del abuso como se obtiene y su aplicación a fines totalmente contra
objetivos de bienestar de otros.
El último dirigente
consciente de esa responsabilidad fue Sir Stanley Rous. Cierto que como buen inglés no husmeó a
tiempo el hecho de que la política
olvida la realidad del mundo y sus habitantes, a menos que sirva para
atraer seguidores. El problema político
de Inglaterra y sus colonias, fue hábilmente utilizado por Havelange para
obtener los votos necesarios y dejar fuera al bonachón inglés. Rous dijo en 1974,
que solo quería cuatro años más al frente de FIFA para terminar programas
iniciados para un mejor desarrollo del fútbol.
Pero…
Todos sabemos que
antes del Mundial de 1974, se requirió una segunda votación donde el voto
africano basado en política, decidió que Don Joao ocupara la silla presidencial
(Rous no pudo convencer a los africanos que los ingleses ya no eran los tiranos
del siglo anterior). Nos guste o no, la
política afecta al deporte…
Además,
el Sr. Havelange manipuló con maestría la situación, cuando aceptó como su
“segundo de a bordo” al suizo Sepp Blatter, algo que irónicamente le sugirió el
VP de entonces en FIFA, el alemán Hermann Neuberger (era ”último recurso de
FIFA” para controlar al brasileño pues bien se sabía la codicia previa del brasileño (1)
Como
el tiempo demostró, salió el tiro por la culata, porque rápida y fácilmente el
hábil Sr. Havelange jaló a su lado al
sonriente y tranquilo Sr. Blatter; dominio eterno que lleva ya cuatro décadas. El Sr. Blatter sufrió cambio, de bonachón
“brazo derecho”, a protector de aquel a quien debe su posición actual. Es cosa sabida que en 1998 antes del Mundial
de Francia, el Sr. Havelange había involucrado a FIFA en contratos firmados
“abajo de la mesa” con un fallecido empresario alemán. Fue eso lo que lo decidió dejar la “Silla” y
brindársela a Don Sepp. Durante los meses que duró un juicio por el
problema, las oficinas de FIFA se movieron temporalmente a otro “cantón” suizo
para proteger la confidencialidad del negocio.
Si usted tiene duda de por qué don Sepp sigue al frente, la respuesta es
que “sabe lo suficiente para ser al mismo tiempo, protector y protegido”
El
futuro no es claro. El nonagenario Sr.
Havelange, bonachón y alegre afirma que cumplirá con su actividad como miembro
del comité organizador de los Juegos Olímpicos en Brasil de 2016. El Sr. Blatter salió del Mundial de Brasil, con
una buena bolsa de utilidades y por lógica está tranquilo esperando los
acontecimientos. Falta poco para saber
si la votación por un nuevo Presidente de FIFA lo mantiene en el privilegiado
puesto, o llega algún valiente redentor a limpiar la casa. Antes de que esto ocurra, nos reservamos
juicios y datos.
(1)
Si
el lector no lo sabe, la codicia del Sr. Havelange se remonta a cuando “mató” lo
que sería el IV Campeonato Panamericano de Brasil en 1964, evento que
beneficiaba a países norte, centro y Sud americanos. Se habían celebrado antes con enorme éxito,
tres: en Chile (1952), México (1956) y Costa Rica (1960)
Sepp Blatter y Joao Havelange en los setentas... |
Saludos don Carlos
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