AÑOS DE RENOVACIÓN DEL FÚTBOL MEXICANO: 1918-1920
Por Carlos F.Ramírez
No cabe la menor duda que con la aparición del
“Centro Unión”, el público aficionado al fútbol aumentó notoriamente. Esto fue no solo porque se trataba de un
nuevo equipo realmente mexicano; sino porque además enfocaba la nueva generación
de un país que había iniciado su propio desarrollo.
Esto sin negar, que los equipos pioneros nacidos del
patrocinio de gente europea o
descendientes directos de europeos, habían sido también mexicanos, ya que sus
fundadores habían echado raíz y simiente en el País.
Digamos que renovó a una liga que requería
renovación, pues no fueron solo estudiantes educados en su origen sino familias
de alumnos de colegios Maristas quienes apoyaron enseguida el “Centro Unión” que
apareció en el histórico torneo de 1917-18.
Las naciones “jóvenes” de América, como lo era
México, lograron su consolidación y su libertad con ayuda de la inmigración
europea (especialmente la española), que intervino ahora en forma pacífica en
ayudar al desarrollo de países que antes había dominado. En el fútbol mexicano, a lo que aportaron los
británicos debe mencionarse a los cientos de hispanos que hicieron de México su
segunda Patria y aportaron además de un Club Social y Deportivo, un “parque” –
nombre genérico que se daba a los nacientes estadios – para practicar el
deporte.
Muchos se preguntan por qué esto ocurrió más en
el Centro del País. La respuesta es
sencilla: el clima ideal del centro de México permitía practicar el deporte al
aire libre casi todo el año.
Además, las nuevas generaciones habían aceptado
el deporte; y el público capitalino había desarrollado desde principios del
Siglo XX, espectáculos populares como el boxeo, las corridas de toros, el
“base-ball”; y a partir del impulse que le dieron los europeos avecindados, el
“football association”.
Aquí vale la pena recordar que con o sin razón,
nacían en ese tiempo todas las innovaciones y espectáculos del país en la
Capital, un “centralismo” que sin duda retrasó sin querer a casi todas las
provincias del País, cuyo “despegue” deportivo (salvo raras excepciones) había
sido lento en contraste con el centro del País.
Así que
el Campeonato 1917-18 es histórico por haber sido un “parte aguas” del fútbol
mexicano. Abrió la puerta a generaciones
nuevas de jóvenes mexicanos, y no solo a los hijos de inmigrantes españoles (el
Deportivo Español), a la colonia alemana residente (el equipo “Germania”); sino
especialmente a los alumnos mexicanos de las escuelas Maristas del centro del
País.
En ese ambiente cordial y de renovación
apareció un sólido “parte aguas” del fútbol mexicano: el Campeonato 1918-19.
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