TRATEMOS DE REGRESAR
A LA RAZON DEL ORIGEN DE LOS JUEGOS OLIMPICOS
Por Carlos F. Ramírez
Es mi deber advertirle amable lector, que si
usted espera que esto será un reporte oficial y positivo sobre los recién
terminados “Juegos Olímpicos” de Brasil, entonces deje de leer por diversas
rezones; la más importante es que desde los que se celebraron en California
hace décadas, yo he renegado de que este evento para la juventud, se haya convertido
simplemente en (1) fuente de ingresos para quien menos lo merecen; (2)
explotación de la buena voluntad de jóvenes atletas y (3) escenario adecuado para esconder errores, no siempre
relacionados con el deporte.
Por favor, no me juzgue como un anciano que
vive en el pasado; me honra decir que conservo
libros y documentos de todos los Juegos Olímpicos de la Era Moderna (así como
de los antiguos); escribí dos libros
sobre su historia, y asistí a ocho de
once en el largo período de 1956 a 1996; gradualmente, hasta llegar a
esta última fecha, fui testigo de cómo, lo que había sido limpia confrontación
deportiva de la juventud mundial, se iba convirtiendo en un Mercado político-económico.
De hecho ese concepto “muy romántico” de ver el
deporte como medio para educar y guiar la conducta de los jóvenes, se ha
convertido en la explotación de la buena fe de atletas, para beneficiar a un
“puñado de vivos” comerciantes del deporte.
Aclaro que nunca he estado en contra del
deporte profesional, pero criticaré siempre a los que intentan “Ponerle máscara”
explotando la habilidad y los sueños de
éxito de jóvenes atletas; solo para llenarse
los bolsillos de dinero.
Eso fue lo que mató las Olimpiadas del pasado,
iniciadas por los griegos para que la juventud se reforzara en sus valores; pero
bajo el dominio materialista de los Romanos, se prostituyeran hasta que dejaron de existir.
Fue pues un noble gesto del Barón de Coubertin,
consciente de la importancia de la juventud en un mundo moderno “que corría el
riesgo de darle demasiada importancia a los valores materialistas” el pensar y
reestablecer los limpios y originales Juegos Olímpicos” de los Griegos.
Así, en junio de 1894, el Barón de Coubertin y
un grupo de amigos se reunieron en París, para discutir sobre el peligro de que el deporte
se convirtiera en un negocio, olvidando la razón de su existencia: “dotar a la
juventud de una actividad para educarla y desarrollar su conciencia de lo que
es la salud y por qué el deporte debe servir para “conservar los valores humanos”.
El 23 de junio de 1894 se decidió el restablecimiento
de los Juegos Olímpicos, sin que hubiera un solo voto en contra de la idea. En esa reunión De Coubertin propuso iniciar
los Juegos al principio del Nuevo Siglo, en 1900; pero el delegado de la
sociedad “Griega de Gimnasia”, Monsieur Bikelas insistió que su país pedía organizar el evento lo antes posible, para que
la idea no se perdiera en el tiempo de las buenas discusiones.
Así los primeros Juegos Olímpicos de la Era
Moderna, fueron otorgados a Atenas, y se
celebraron del 6 al 15 de abril de 1896.
Si usted
lector quiere saber su desarrollo positivo hasta llegar a la situación actual, háganoslo
saber. Entre tanto ¡tratemos de regresar
los JO a la razón de su origen!
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