lunes, 2 de septiembre de 2013


LA COPA JULES RIMET

Por Luis Ramírez Ruiz

Las nuevas generaciones de aficionados al futbol seguramente ignoran quien fue Jules Rimet. Tal vez sus padres les hayan comentado que antes de llamarse Copa FIFA, el trofeo que cada cuatro años se entrega al campeón del mundo futbol, se llamaba “Copa Jules Rimet”.

Y para ellos que no tuvieron la fortuna de saber por qué se llamaba así el trofeo les contaremos brevemente la historia: se llamó así en honor al creador de la Copa del Mundo de futbol, el francés Jules Rimet (1873-1956), quien fuera el tercer presidente de la FIFA, el presidente más longevo del organismo (33 años en el cargo) y el creador del torneo mundial de futbol.

Jules Rimet


Originalmente el trofeo, encargado por Rimet al escultor francés Abel Lafleur, fue llamado simplemente como Copa del Mundo o Copa de la Victoria ya que tenía una representación de Niké, la diosa griega de la Victoria. La Copa medía 35 centímetros de alto y estaba fabricada en plata y con chapa de oro. Pesaba 3.8 kilos y su base era de lapislázuli.

Pese a que el trofeo fue fabricado en 1929 y presentado en la primera Copa del Mundo de Uruguay en 1930, no fue sino hasta 1946 cuando se le bautizó como Copa Jules Rimet en honor del creador de la competición deportiva  más importante a nivel  mundial.

 
La "Copa del Mundo", bautizada como "Copa Jules Rimet"
 
En los inicios de la Copa del Mundo, Jules Rimet estableció que el trofeo se entregaría cada 4 años al ganador de la justa. El ganador guardaría el trofeo durante los 4 años de pausa entre cada competición y lo presentaría en la siguiente Copa del Mundo al Comité Organizador para ser entregado al nuevo ganador y aquel equipo que lo ganara en tres ocasiones, se quedaría para siempre con él. Esto no sucedió sino hasta 1970 cuando Brasil, en el primer mundial mexicano, conquistó por tercera vez el campeonato del mundo tras haberlo ganado en Suecia 1958 y en Chile 1962.

Pero antes, ya había iniciado la leyenda de la Copa Jules Rimet con eventos curiosos alrededor del troefo. En 1938, Italia se coronó campeón del mundo y le tocaba resguardar el trofeo durante los siguientes 4 años. La Federación Italiana de Futbol decidió encargar la vigilancia del trofeo, durante esos cuatro años, a un Banco de Roma. Debido al estallamiento de la Segunda Guerra Mundial los campeonatos de 1942 y 1946 fueron suspendidos.

Conforme la conflagración mundial avanzaba, el Vicepresidente de la Federación Italiana de Futbol, Ottorino Barassi, decidió sacar el trofeo de la caja de seguridad del banco y lo mantuvo escondido bajo su cama, dentro de una caja de zapatos por varios meses. Hizo esto ya que temía que los nazis pudieran robárselo del banco.

No fue sino hasta 1950, en el campeonato brasileño, que los italianos volvieron a exhibir la Copa Jules Rimet y la entregaron para su custodia a la Confederación Brasileña. Ese año fue entregada a los uruguayos que ganaron ese Mundial cuando ocurrió el famoso Maracanazo, derrotando a los anfitriones en su propio estadio 2 goles a 1

La vida de la Copa Jules Rimet siguió sin sobresaltos por 16 años más, pero unos cuatro meses antes de la inauguración de la Copa del Mundo de Inglaterra en 1966, cuando la Copa Jules Rimet era exhibida públicamente en el salón central de la tienda londinense Westminster Hall, un obrero portuario la robó. Todo el aparato policial londinense se puso en alerta para recuperar el trofeo que fue encontrado siete días después del robo envuelto en periódicos por un perro llamado “Pickles” en los suburbios de la capital inglesa.

Al cumplir 40 años, el trofeo fue entregado en definitiva a los brasileños en 1970, quienes lo guardaron en una vitrina con cristal antibalas en la Confederación Brasileña de Futbol (CFB) de donde fue robada en 1983 durante una exhibición pública. Los ladrones fueron atrapados meses después y confesaron que el trofeo había sido fundido para vender sus compuestos. Al año siguiente, en 1984, la CFB encargó a la compañía Eastman Kodak la fabricación de una réplica que es la que actualmente se conserva en las vitrinas de la CFB en Río de Janeiro.

 

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