GUERRA
POR EL FUTBOL
Por Carlos Calderón Cardoso
Historiador, escritor, columnista y analista del Fútbol Mexicano.
Corría el año de 1969, las diferentes selecciones en todo el mundo
disputaban partidos para conseguir un lugar en el Mundial que, en 1970, se
jugaría en México.
En el área de CONCACAF Honduras y El salvador luchaban intensamente por
un sitio. Esta contienda entre ambas selecciones llegaría más allá que un
simple partido de futbol,
En el encuentro de ida el 8 de junio de 1969 en Tegucigalpa, con Arturo
Yamasaki como árbitro, el cuadro local ganó 1-0 con gol del “grandote” Welsh.
El partido de vuelta se llevó a cabo el 15 de junio de 1969 en el
estadio de La Flor Blanca de San Salvador. Los locales respondieron a las
expectativas y derrotaron a los catrachos 3-0.
Al finalizar este segundo encuentro, en el estadio y a las afueras del
mismo graves disturbios entre los aficionados de ambas selecciones tensaron las
relaciones entre los dos países, que, ya de por sí, tenían problemas políticos
y comerciales de cierta envergadura.
La crisis había iniciado semanas atrás, cuando el presidente hondureño
Osvaldo López Arellano había dictado una ley que favorecía a las compañías
bananeras norteamericanas en detrimento de los ciudadanos salvadoreños que
vivían en territorio catracho. La
medida, provocó la expulsión de más de 11,000 campesinos salvadoreños de sus
tierras, mismas que fueron dadas a los estadounidenses.
Tras el segundo partido eliminatorio, ambas naciones decidieron romper
relaciones. El pretexto fue relacionado con los hechos violentos ocurridos
después del mismo. Los hondureños expulsaron más salvadoreños; estos, por su
parte, el 14 de julio de 1969 cruzaron la frontera con carros de combate
mientras la incipiente aviación salvadoreña bombardeó los principales puertos
hondureños.
Como en aquellos años no contaba la cantidad de goles para determinar
que selección ganaba la eliminatoria, se tenía que jugar un partido en
territorio neutral. Como las fechas estaban encima, se tenía que presionar el
fin de esta “guerra futbolera” para determinar que selección iría al mundial
mexicano.
El 27 de junio de aquel año, en la cancha del Estadio Azteca siguió
esta batalla campal con el partido de desempate. El mexicano Abel Aguilar fue
el árbitro del encuentro.
Fue una verdadera epopeya, digna de una verdadera guerra. Mon Martínez
anotó al minuto 10 para poner arriba a los salvadoreños. “La Chula” Gómez
empató al minuto 27 con un golazo de tijera. Dos minutos después, Martínez puso
delante de nueva cuenta a El Salvador.
Apenas comenzaba el segundo tiempo, cuando Honduras empató. El partido
terminó así y se tuvo que jugar tiempos extras. En el primer periodo de
alargue, Mauricio “Pipo” Rodríguez, barriéndose, metió dramáticamente el esférico
en la portería catracha. El salvador ganaba el encuentro y su calificación.
La celebración salvadoreña fue impresionante, la molestia hondureña
también. Las protestas surgieron y las posibles arremetidas bélicas inundaron
el ambiente.
Gracias a la mediación de la Organización de Estados Americanos el
conflicto se dio por finalizado el 18 de julio de 1969, con la amenaza, además,
que de continuar con esta “guerra futbolera” serían castigadas por FIFA y
ninguna de las dos naciones podría ir al Mundial. La selección salvadoreña ya
estaba calificada, pero la hondureña todavía aguardaba la esperanza de que, por
motivos económicos, aquella desistiera de su participación, por lo que por ser
benéfico para ambos conjuntos en lo deportivo, los dos países acordaron terminar
con esta guerra futbolera…
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