lunes, 13 de octubre de 2014

UN NAZARENO LLAMADO JACOBO

Por Carlos Calderón Cardoso

Historiador, escritor, columnista y analista del Fútbol Mexicano.

           

En la década de los 60´, un árbitro mexicano dedicado, polémico, valiente y de recia personalidad, pitó en la primera división. Los partidos en los que intervino, invariablemente terminaban en polémica. Era un silbante que no se dejaba, ni de directivos, ni de técnicos y mucho menos de jugadores, a los cuales les contestaba ofensas cuando él era ofendido, a los que recriminaba si no jugaban bien y con los que hizo grandes amigos si los consideraba profesionales y honestos.

El nombre de este personaje, al que llamaban “el ave de las tempestades” es Jacobo Vela, quien en sus memorias publicó un decálogo sobre la forma de ser árbitro, mismas que a continuación reproduzco:

ENCUENTREN un hombre honrado a quien le guste el futbol y le atraiga el arbitraje

HÁGANLE aprender y recitar de memoria las reglas del juego

PERMÍTANLE creer que será respaldado siempre en cuanta decisión arbitral tome

ANÍMENLE para que vestido de negro y con un silbato penetre al terreno de juego sólo, haciendo frente a todo cuanto suceda en la cancha

ABANDÓNENLE a su suerte al terminar su labor arbitral y señálenle siempre como el único culpable de: indisciplina de jugadores, entrenadores y directivos, fanatismo y agresividad de público desorientado y de todas las irregularidades que en el terreno de juego sucedan.

TRÁTENLE en forma inhumana, a veces humillante, sin derecho a protesta o defensa alguna y castíguenle cuando algún insatisfecho directivo lo ordene o simplemente lo desee

AMENÁCENLE con retirarlo de la actividad si osa externar sus puntos de vista directamente a través de los medios de difusión y prohíbanle asociarse y pertenecer a sindicatos o similares

JÚZGUENLE a través de núcleos directivos, formados por personas que desconocen por completo el arbitraje y las reglas de juego.

IMPÍDANLE toda relación y trato con autoridades futbolísticas y deportivas

OLVÍDENLE en el momento que mejor les parezca o cuando haya dejado toda su vida en las canchas…

                                               …  ¡Ahí tienen un nazareno!.





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