miércoles, 7 de septiembre de 2016

¿ESTAREMOS REALMENTE EN LA ANTESALA DE LA
AURORA DE UN FÚTBOL NUEVO, LIMPIO Y DEMOCRÁTICO?

Por Carlos F.Ramírez

Visto todo a la distancia, criterio y juicio se tergiversan o mezclan.  Algo así me acontece al escribir sobre la situación actual del futbol mundial, en mucho por la forma deshonesta  como FIFA fue manejada durante más de medio siglo…

Así es.  Desde 1960 fui testigo del “Sistema de Golpes Maestros” de Joao Havelange, cuando (por no estar en el negocio) “asesinó” el IV Campeonato Panamericano a celebrarse en Brasil.   Era un evento que honestos y soñadores directivos sudamericanos y mexicanos habían planeado desde 1930;  y lo habían hecho realidad en 1952 en Santiago de Chile.  La ironía es, que el fin de lo que era un torneo excelente, (y pese a que Brasil había ganado dos de los tres celebrados)
hubiera un puntillazo precisamente de un brasileño.

Para entonces el belga-brasileiro Sr. Havelange (q.e.p.d.) tenía planeadas las manipulaciones para llegar a comandar el fútbol mundial.  Parte de su estrategia fue cancelar el IV Campeonato Panamericano de Brasil. Sus metas eran más elevadas.   Tenía el ansia de poder típica del que aspira a una dictadura.

Quienes pretenden dominar una actividad prometedora en riquezas materiales, son casi  siempre egoístas y materialistas;  el orgullo y el bienestar son secundarios.  Por  eso,  el dictador inteligente, sabe cómo maniobrar a los “débiles” y hacer sonar la Campanita que derrota o atrae a los “bien intencionados”. Como dijo alguien, “de buenas intenciones está pavimentado el camino al infierno”.

Uno de esos “bien intencionados” era el británico  Sir Stanley Rous,  el inglés que fue Presidente de FIFA después de la II Guerra, y con calma y honestidad, planeó el crecimiento de FIFA en la postguerra.  Enfrentó retos que encontró; puso bases y metas claras que hicieron crecer a FIFA en la postguerra. Lo que había sido un sueño de Jules Rimet, el francés soñador, se convirtió en una realidad deportiva, que podía compararse favorablemente con otros eventos similares del mundo.  

En el Mundial de México en 1970, yo le escuché su plan para retirarse del fútbol después del Mundial de 1978, porque Sir Stanley calculaba que para entonces FIFA tendría  bases financieras sanas, reglas y controles para un crecimiento gradual del fútbol mundial.  Yo le oí decir, “solo necesito cuatro años más después de 1974 para retirarme y dejar la estructura sólida que permitirá mayor crecimiento a FIFA”.

Pero me supongo que nunca anticipó que en las elecciones de 1974, se le atravesarían intereses muy distintos de los que él y su gabinete tenían en mente.
Por otra parte, no hay duda que gradualmente, desde fines del Siglo XX la línea divisoria entre lo ético y lo no ético es tan delgada, que en el mundo de los negocios cuesta trabajo identificar quien la viola, y lo sutil de la manipulación que lo permite.

Reconozco que nunca pude averiguar con certeza la realidad de cómo ascendió al trono de FIFA Don Jean Marie Faustin Godefrod Havelange (q.e.p.d.).  Solo sé que fue campeón olímpico de Sable; gente de Brasil me comentó que su vida privada fue siempre un misterio.  Quien planeó su ascenso al trono de FIFA, el alemán Horst Dassler,  murió en 1987, sin nunca haber explicado la técnica usada.  Dassler, alemán nacido en Herzogenauch (un pueblito a 30 kilómetros de Nuremberg) era uno de dos hermanos, Adolfo creativo inventor y Rodolfo excelente comerciante.

Todos llamaban a Adolfo “Adi”; fue el primero que fabricó zapatos de atletismo en 1925, los rediseñó en 1929 adornándolos con tres tiras transversales, de allí el nombre de los productos de  la empresa mundialmente conocida, ADI-DAS.  (Inclusive el gran corredor Jesse Owens, usó esos zapatos en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936 cuando ganó 4 medallas  y se convirtió en el atleta más veloz del mundo).
  
Adolfo fue quien bautizó su exitosa factoría con el nombre de ADIDAS; y su hermano Rudolph, fundó la fábrica “Puma”.  Cada quien instaló su fábrica a cada lado de la ribera del Río Aurach que dividió al pueblo, física y comercialmente.

Adolfo era el creativo y tenía constantemente ideas, por lo que eventualmente superó a su hermano en el negocio de equipo deportivo.  Popularizó el emblema de las “tres tiras” en el calzado y en la postguerra, tuvo su primer gran éxito mundial al coincidir la inesperada victoria del equipo de Alemania Occidental en la Copa del Mundo Suiza 1954, cuando los jugadores usaron botas de Adidas.  Dos años más tarde, envió a su hijo Horst a la Olimpiada, quien llevó el calzado de las tres tiras, ofreciéndolo a cuanto atleta pudo convencer.

La campaña intensa continuó en los tres eventos siguientes, Copa del Mundo 1958, Juegos Olímpicos 1960 y Copa del Mundo 1962.  Y él mismo declaró que el gran impulso a su marca de calzado deportivo fue el triunfo inesperado de Alemania Occidental en Suiza 1954, con todos los jugadores usando el calzado “Tres Tiras”.

Dicen que en los negocios “todo se vale”; no coincido con el concepto, pero después del éxito de 1954, los Dassler llegaron a “comprar” no solo a  clientes, sino a autoridades  de ciertas naciones para que no autorizara la importación del  calzado “Puma”.  Eventualmente esto hizo que el Hermano Horst vendiera su fábrica de Alemania, y creó una nueva fábrica “Puma” en Francia. 

Así, el crecimiento del calzado de las tres tiras se facilitó.  Nuevas marcas en el Mercado fueron Pony, Arena y Le Coq Sportif. Con sus ideas geniales, que incluían dar regalos y ciertas maniobras no siempre lícitas, logró avances comerciales, por ejemplo en el Mundial de Inglaterra 1966, tres cuartas partes de los equipos usaron solo zapatos de “las tres tiras”. 

Su ambición lo llevó a lograr que FIFA le diera exclusividad para el uso de su calzado; pero cuando Stanley Rous tomó el timón de la organización, no estuvo de acuerdo con la pretensión de Dassler de monopolizar el uso de su calzado en los eventos de FIFA.

Olvidándose del apoyo que había recibido originalmente por parte de Rous y conociendo los intentos de Joao Havelange de llegar a la presidencia de FIFA, se acercó al brasileño.  Y es que enseguida se dio cuenta que el nuevo candidato a Presidente estaba más interesado en el fútbol como negocio en contraste con su antecesor Rous.  Así pues los dos se entendieron enseguida. 
   
 Dos seres ambiciosos; uno heredaba una organización deportiva que pronto sería la más importante del mundo; uno puede decir que para Don Joao era la oportunidad de cumplir con promesas hechas a los países del Tercer Mundo que habían votado por él, ayudando a derrotar al bien intencionado británico.

            Recuerdo esa elección como si fuera ayer.  El rumor en Alemania se confirmó: entre otros votos, Don Joao había “adquirido” (?) los de África, llevando  allí, antes del Mundial a la selección de Brasil que jugó gratis unos partidos; y advirtió a los directivos africanos, que no olvidaran que los ingleses serían siempre enemigos de los africanos.  Si así fue, es lógico que era una manera poco decente de obtener votos.  El hecho es que le  funcionó bien para ganar  votos en Alemania, aunque no le sirvió de mucho después (Basta revisar la presencia del fútbol africano en los siguientes Mundiales: para el Mundial de 1970 en México, se habían inscrito 16 naciones africanas; y en el último Mundial de Stanley Rous (Alemania, 1974), fueron  24; en 1978, Argentina (con Monsieur Havelange ya Presidente de FIFA), se inscribieron 26 naciones y sin jugar se retiraron 7, alegando sin aclarar,  “incumplimiento de promesas”; solo calificó UN país Africano. Como dice un refrán: Prometer no empobrece, el dar es lo que aniquila…”

Cabe decir que firme al frente Don Joao,  África tuvo…un solo lugar de los 16 del Mundial  1974 de Argentina.  Y en  España (1986) habiendo aumentado a  24  los lugares disponibles (un incremento del 50% como ya estaba planeado desde los tiempos de Rous) solo concedieron un lugar para  los 26 inscritos de África…

Es decir, como mencioné anteriormente, prometer no empobrece…realmente poco fue el premio para compensar  votos africanos que llevaron a Don Joao a ser el  “Capo”  de FIFA.     

He asistido a 16 mundiales, pero dejé de registrarme como periodista desde 2002. Me  desilusionó la forma como habían convertido el Mundial en instrumento de enriquecimiento no siempre ético de un puñado de gente. Por ejemplo, cuando eligieron quien reemplazara a Don Joao que renunció, aparentemente por  problemas que trajo el fallecimiento del propietario principal de Adidas;  pero él  ya  tenía listo a su  agradecido subordinado para tomar las llaves del Reino…

Hasta hoy me asombra la forma tan inesperada y con limpia maniobra que llevó a   Don Joseph Blatter a la Presidencia de FIFA. Menos me asombraron los dos fracasos  económicos que tuvo en los primeros dos mundiales que organizó: 2002 y 2006. 

Debe haber habido un período de reeducación por parte de Don Joao a su alumno preferido Don Joseph, ya que el brasileño era experto en monopolizar negocios.  Haya sido lo que haya sido, es evidente que los últimos dos mundiales han sido minas de oro, que han permitido calmar a quienes estaban nerviosos por el trastabilleo económico surgido de la seriedad como los organizadores manejaron los de SudCorea/Japón y el de Alemania.

A  mí y a cientos de miles de fanáticos lo que nos ha importado que el fútbol – gran negocio mundial – regrese en el aspecto deportivo y organizacional al nivel que merecen los millones de aficionados del mundo:  claridad, honestidad, objetivos claros, - quien como yo ha estado varias veces en las oficinas de FIFA en Suiza, me estremeció el derroche y  misterio que se sentía en esos muros gruesos; con  personas que allí laboraban que parecían dudosos “robots” al responder a las preguntas curiosas de los desconocidos, quien quiera que fuera.

Y sobre todo la falta de apertura y camaradería.  Y es que, claro,  yo soy uno de los cientos de miles que creemos que el deporte sea o no negocio, debe ser  universal y democrático, claro y abierto en su organización.  Son los cientos de millones de personas que asisten a los estadios se lo merecen;  ellos son los que hacen posible el negocio.

Por eso los cambios que deben generarse con la pérdida de quienes manipularon FIFA deben enfocarse en educar a  una nueva generación de niños y jóvenes que NO deben crecer con el concepto que el fútbol-negocio debe ser misterioso, y menos exhibicionista, destructivo, oportunista; y de ninguna forma 100% gobernado por el dinero. 

Recuerdo que cuando en 1974 ganó las elecciones de FIFA por primera vez Don Joao Havelange  le comenté a Carlos Laviada (ex gran futbolista y entonces al frente de Femexfut): “presiento que el fútbol va a entrar a un camino difícil y peligroso”.  Lo dije porque en una reunión después de las elecciones,  algunos periodistas europeos y brasileños señalaron  la capacidad de maniobra sospechosa, “suave”  y sin consideraciones, que según ellos  poseía el nuevo presidente de FIFA. 

“Es audaz e inteligente, pero al mismo tiempo aunque nunca ha jugado ni gustado del fútbol, sabe maniobrar para detenerte y destruirte sin pestañear”, me dijo uno de una publicación llamada “A Bola”.  Y un alemán agregó: “Es de la nueva familia de dictadores”…
Hoy, medio siglo más tarde, al fallecimiento del Sr. Havelange uno tiene que recordar que esos temores y pronósticos fueron realidad que acabaron con la carrera del protegido de Don Joao.  Es una nueva etapa para una generación que había pensado que el Fútbol era una actividad limpia, productiva y honesta. 

Durante décadas todo se ocultó detrás de inútiles “Confederaciones”; se otorgaron sedes mundialistas usando medios dudosos;  se sobornó a dirigentes sin conciencia; y sobre todo era un misterio como se dirigía FIFA.  A lo largo del tiempo, aparecieron y desaparecieron directivos, miembros, socios y patrocinadores sin escrúpulos, que se demostró que compraban favores.

Una institución sea cual sea debe ser abierta y clara, y sus miembros y directivos deben ser honestos.  Debe desaparecer la habilidad maquiavélica, que abusa del  “instinto de conservación”; eso ha protegido siempre a pillos que se apropian de un negocio.  Ojalá que el futuro se vea claro y bien iluminado, que se retorne a la limpieza, la honestidad y a limpiar la casa.  Sospecho que entre los últimos deseos del Sr. Havelange antes de fallecer debe haber estado el mismo deseo y esperanza.


Hay que lograrlo.  Aunque tome tiempo….


Blatter y Havelange, en sus buenos tiempos


viernes, 2 de septiembre de 2016

EL AMATEURISMO CASI HA DESAPARECIDO DE LOS J.O.

Por Carlos F.Ramírez

He tenido la suerte de estar en varios Juegos Olímpicos (desde 1952 a 1984);  recuerdo orgulloso en Melbourne 1956, el  gran triunfo de Joaquín Capilla, gran deportista olímpico, cuando ganó la medalla de oro en clavados; antes, había ganado  la de cobre en Londres 1948 y  plata en Helsinki 1952.  Parece mentira, pero esa hazaña nadie la recuerda en el moderno mundo deportivo mexicano.
            De hecho el amor del deporte por el deporte mismo, está ahora dependiendo de cuánto dinero puede recaudarse con la actividad del deportista.  Ignoro si todavía existen y logran objetivos, tanto en el gobierno de México como en otros países, departamentos dedicados exclusivamente a desarrollar el deporte de aficionados. (¿Recuerdan, “mens sana in corpore sano”?)
Desde hace décadas, la garra del dinero ha aparecido en toda actividad deportiva, hacienda que la mentalidad de niños y jóvenes no se dirija a practicar el deporte por el deporte mismo, sino a preguntar ¿cuánto puedo ganar si entreno y me hago profesional?  Y no se diga de cuanto más por participar en una competencia ¡ah! y sobre todo, por llegar a unos Juegos Olímpicos.
            En un análisis completo hecho en Brasil por una organización independiente se reporta  que el 89% de los participantes en la reciente  Olimpiada, recibe dinero por representar a su país, aún en deportes dizque de aficionados.  La conducta de algunos competidores “ricos en dinero”, después de haber ganado su medalla, fue de irse de “pachanga” después de cobrar bajo la mesa el dinero que sus federaciones o gobiernos les dieron.
            Aclaro, no estoy en contra de que se pague a alguien por explotar las habilidades que Dios le dio.  Pero por favor, no salgan con que los Juegos Olímpicos son el enfrentamiento de deportistas “amateurs”.  En nuestros días, la “Mente Sana in Corpore Sano” es un negocio.  ¿No cree usted lector que es tiempo que los Comités Olímpicos del Mundo se quiten la careta y digan abiertamente cuanto del dinero que ganan en una Olimpiada,  realmente sirve para promover el deporte en el mundo?  Y sobre todo si así es la cosa, ¿en qué y a cuáles países ayudan;  y con cuánto dinero?

            Me temo que nunca habrá respuesta.  Pero no olvidemos el dicho mexicano: “tanto peca el que mata a la vaca, como el que le agarra la pata”…