martes, 15 de noviembre de 2016

EL TITULO MEXICANO EN LOS JUEGOS CENTROAMERICANOS DE 1938

Por Carlos F.Ramírez

Conocí personalmente a Don Rafael Garza Gutiérrez “Récord” en 1946 cuando estaba en el Tec de Monterrey.  Era entonces entrenador de “su América”, donde se había refugiado después de haber sido DT nacional y llevado a México a título del duro Campeonato de Fútbol de los “Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe” de 1938, celebrados en Panamá.

Cuando platiqué sobre ese triunfo con mi recordado ídolo y amigo Horacio Casarín, tuvo comentarios emocionales sobre la personalidad de Don Rafael Garza Gutiérrez.

“Era un caballero y al mismo tiempo estricto del orden y la camaradería”, me dijo
Horacio una tarde en mi casa.  “Yo era muy joven entonces, y recuerdo las ideas de estrategia que tenía “Récord” sobre como jugar en el ataque.  Es que yo fui defensa, decía, y tuve que aprender como detener a los atacantes rivales.”

En un ambiente poco favorable de clima y ambiente (en esa época México era considerado el mejor equipo de Centro América), y enfrentando a su eterno rival que era Costa Rica, tuvieron que aprovechar el más mínimo error de los rivales.

            Otra razón fue el incómodo viaje a Panamá, en un barco poco confortable y pequeño, y haber llegado pocas horas antes del primer partido que fue un jueves de febrero y jugado entre 10 y 12 del día.  “Olviden lo que grite el público y lo que intenten los rivales para hacerles perder el control mental” (me dijo Horacio que les advirtió “Récord” y los comentarios que siguen se los debo a Casarín mi recordado amigo).

Era un torneo de seis equipos: Costa Rica, Colombia, Venezuela, Panamá,
El Salvador y México.

            “Estábamos realmente cansados por el viaje, y el alojamiento incómodo; en el primer partido contra Colombia, nos hicieron un gol a los tres minutos.  Nos tomó media hora y en una gran jugada de López Herranz (sí, el mismo que tiempo después fuera excelente entrenador) el “Tití” García Cortina me gritó que me hiciera a un lado y encarrerado lanzó un balazo a un rincón, pero el excelente arquero colombiano Escorcia, lo rechazó de un puñetazo; pero el “Charrito” Arguelles hizo una gran jugada: recogió el rechace, dribló a un defensa y metió el gol del empate.” 

Así acabó el primer tiempo, 1-1.

Más calmados en la segunda parte, después de media hora, el equipo mexicano empezó a encontrarse.  A la media hora Horacio Casarín tiró a gol, era gol, pero un defensa la detuvo con las manos.  El tiro de castigo lo pateó el “Pirata” Fuente.  Y cinco minutos después, un tiro excelente del “Charrito” Arguelles dejó el 3-1 final.

No fue un torneo fácil.  Todos los rivales sabían que México era el equipo a detener, así que en el segundo partido que fue contra Venezuela cuatro días después, Manolo Alonso anotó un gol tempranero (antes de los cinco minutos) y el equipo tuvo que aguantar al rival el resto del tiempo para conservar esa mínima victoria de 1-0.  Casarín no alineó en ese partido.

Hubo descanso de cuatro días, la aclimatación era ya completa y lo demostraron un viernes (18 de febrero de 1938) goleando 6-0 a El Salvador.  El
 “Tití” García Cortina y Casarín anotaron dos goles cada uno; y “Pirata” Fuente y “Charro” Arguelles anotaron los otros dos.   Pero había un rival difícil: Costa Rica había jugado de maravilla, ganando 7-0 a el Salvador, 11-0 a Panamá,
3-1 a Colombia y 3-0 a Venezuela.

 Así llegó el 22 de febrero: Costa Rica-México.

Se jugó en el Estadio Nacional de Panamá, lleno hasta el tope con 20,000
espectadores.  Un árbitro uruguayo Mirabal había sancionado un partido anterior a México y había tenido una actuación incómoda para el equipo mexicano.
El comienzo del partido fue difícil ya que el rival era un excelente equipo, donde entre otros alineaban el defensa Enrique Lizano, los medios “Bush:” Muñoz y Santiago Bonilla; y los delanteros Jorge Quezada y José Antonio Huitt. (1)

            A los dos minutos, México ganaba 1-0, por un extraordinario gol de Horacio Casarín quien remató un excelente pase de López Herranz, el arquero “Tico” Mario Jones lo detuvo, pero no pudo retener la pelota y Casarín la envió al fondo de la red.  

            Pero cuatro minutos después, en una gran jugada entre los dos punteros “Ticos”, Quezada y Huitt abrieron el juego y permitieron que Alejandro Morera (2)
eje del ataque rematara ante la indecisión del portero mexicano, Raúl Estrada.

            Sin embargo, con más orden y tranquilidad, el equipo mexicano anotó al cuarto de hora del segundo tiempo el que sería el gol del triunfo.  Fue una jugada veloz del “Tití” García Cortina que viendo a Casarín desmarcado le envió un pase adelantado.  Casarín remató a la media vuelta y coló la pelota por el ángulo del arco defendido por el buen arquero Jones.  Ese fue el 2-1 definitivo y le dio a México la victoria y el título Centro Americano del torneo.

Esa victoria lograda por la entrega de grandes jugadores poco conocidos por el aficionado de ahora, demostró la madurez del fútbol mexicano.  Y no hay que olvidar el cerebro del entrenador “Record” Garza Gutiérrez, excelente valor americanista que no debe nunca olvidarse.

            Seguiremos hablando de México y lo que América aportó a su fútbol.

(1) Rodolfo Muñoz “Bush, Santiago Bonilla, Jorge Quezada y Antonio Huitt,
emigraron al fútbol mexicano y tuvieron desempeño admirable en la Primera
División durante muchos años, en el RC España, Marte y Atlante.

(2) Alejandro Morera fue figura importante en el fútbol español.

Horacio Casarín


viernes, 4 de noviembre de 2016

A PROPÓSITO DEL CENTENARIO DEL AMÉRICA

Por Carlos F.Ramírez

Hace algún tiempo que no tenía el gusto de escribir unas líneas a nuestros amables lectores.  Ha sido un verano muy complicado con actividades no solo deportivas, así que esto explica mi ausencia de este Blog.

Hay un enorme entusiasmo (me imagino) por eso de que el Club América celebra su Centenario.  No quisiera enfriar el entusiasmo de sus modernos seguidores, pero si vale la pena ir a la historia para aclarar algunas cosas que, repito, no quitan el honor de ser un equipo con larga historia en el futbol mexicano.

Fue en el Campeonato 1917-18 cuando fue aceptado en la “Liga Mayor” (lo que hoy llamamos Primera División) un equipo del colegio Marista de la ciudad de México.  Quienes nos educamos con los Maristas, sabemos de la importancia que le daban al deporte esa orden religiosa tan especial.

Pienso que al lector le interesará saber los nombres de quienes por primera vez vistieron el uniforme crema-azul que jugó en el Campeonato 1917-18:
Ignacio De la Garza era el portero; Rafael Garza Gutiérrez “Récord” y Pedro Legarreta eran los defensas; la media la formaban Abel Flores Reyes, Germán Núñez Cortina, Luis Fabre, Carlos Garcés, el “Fofo” García Besné.  En el curso de los siguientes dos campeonatos, se agregaron otros estudiantes y ex-estudiantes como Juan Andrade, Carlos Burckle, Enrique Esquivel (a quien apodaban “La Matona”, me imagino el por qué); Rafael Rosales, Adeodato López, Pablo Cummings, Abel Flores Reyes…y también con el tiempo, fue su entrenador “Récord”, quien hizo carrera deportiva con el América.  Su inclinación por el fútbol lo llevaría dirigir a la Selección Nacional, lo cual ocurrió hasta el Mundial de 1934, cuando México había clasificado eliminando a Cuba.

Pero “Il Duce” Mussolini (dictador de Italia por encima del Rey Victor Manuel) quiso quedar bien por rezones políticas con Estados Unidos, ordenó a una “mansa” FIFA, que México debía eliminarse contra Estados Unidos (que no había tenido rival en las eliminatorias).  No solo eso, sino que decidió que fuera en un solo partido entre ambos, en Roma, ¡tres días antes que se iniciara el Mundial!, -  donde Italia abría el torneo, precisamente jugando contra el ganador de ese partido decisivo del grupo Norte América…

Increíblemente la “Liga Mayor Mexicana” aceptó.  Pagaron su error ya que jugaron el juego político de “Il Duce”, pues quería (por conveniencia política) quedar bien con los dos países. Asombra la mansedumbre de las autoridades
del fútbol mexicano de entonces, que aceptaron tal aberración.

El lector ya sabe que Mexico diezmado por expulsión injusta del defensa Azpiri al principio del segundo tiempo, perdió el juego 4-2. Y seguramente “Il Duce” quedó satisfecho ya que a los tres días en la misma Roma, ¡abrió el torneo goleando al cansado equipo de Estados Unidos por 7-1!
Pero volvamos al excelente jugador y mejor ser humano que fue Don Rafael, quien.  solo por amor al deporte, siguió de entrenador.  Regresó a la Selección Mexicana en septiembre de 1937, dirigiendo en tres partidos “amistosos” contra Estados Unidos, “serie internacional”. costumbre amistosa que con el paso del tiempo se fue perdiendo.   Jugaron tres partidos, en tres domingos consecutivos, como sigue:

En el “Parque Asturias” de la Calzada del Chabacano de la Colonia Vista Alegre, ante 18,000 espectadores un 12 de septiembre de 1937 ganaron 7-2;  una semana más tarde, el segundo jugado en el cómodo “Parque Necaxa” de la Colonia Narvarte, ante 15,000 espectadores, donde gozaron  una nueva goliza de los visitantes,  7-3; y el tercero en el “Parque España” (esquina de las Calzadas “La Verónica” y “La Teja”), donde suponemos que por estar mejor aclimatados, los estadounidenses solo perdieron por 5-1. 

Romántica época en que tanto “Récord”, DT del equipo nacional como los jugadores capitalinos tomaban muy en serio el fútbol, por el fútbol mismo….

En el próximo comentario terminaré contándoles sobre el América y ese jugador y entrenador mexicano salido del América; desde luego de un América muy distinto al de estos días.

"Récord" Gutiérrez