martes, 21 de febrero de 2017

DEJEMOS DE INCULCAR A LAS NUEVAS GENERACIONES QUE EL DEPORTE SOLO ES DINERO

Por Carlos F.Ramírez

Aprendí de mis padres y maestros, que la verdad y la honradez deben ser siempre la base de conducta en cualquier actividad humana, desde luego incluyendo la administración del deporte más popular del mundo: el fútbol.  Ese deporte que quien esto escribe y todos sus seguidores hemos soñado y practicado desde niños; y aprendimos a gozarlo y respetarlo a medida que crecimos. 

Pero ocurre, que al paso del tiempo, lo que era originalmente un ejercicio sano y diversión entretenido, fue creciendo en popularidad, que como ayudó mucho a su difusión, también se convirtió para muchos en  tentación de convertir el aspecto deportivo en un negocio, llenando los bolsillos con dinero, alejándose del objetivo original:  “mens sana in corpore sano”, etc., una diversión de multitudes, al alcance de niños y jóvenes;  etc.; y convertirlo rápidamente en  negocio de compra-venta exagerada de discutidos valores humanos, que normalmente solo dan ganancias financieras a quienes no lo practican…

¡Ojo, lector!  No estoy en contra del fútbol-negocio.  Pero como en todos los negocios, surgen tentaciones debido a ese intenso flujo de bienes materiales que generalmente surge y atrae, convirtiendo lo que era entretenimiento de multitudes, para convertirlo solamente en negocio.  Hoy, las ligas de fútbol en muchos países, solo están interesadas en ganar dinero.  Y se filtraron para “reeducar” a muchos que primero habían dirigido la Copa del Mundo por “romanticismo”, a convertirla en un Carnaval Económico, donde no hay romanticismo del fútbol por el deporte mismo, pero si muchas oportunidades para ganar dinero explotando voluntades.

Desde fines del siglo pasado hasta el presente, la Copa del Mundo se ha convertido (así como tristemente muchas ligas del mundo), más que competencia deportiva, en un mercado de negocios, donde el objetivo principal es ganar la mayor cantidad de dinero posible.  Y claro, este es un contagio tal que políticos, directivos de asociaciones y clubes, etc. (y hasta algunos jugadores) creen que el fútbol es solo un negocio y no un deporte.   Actitud contagiosa, como una enfermedad que se extiende no solo a niños y jóvenes, sino a muchos adultos, padres de frustrados profesionistas que traerán al hogar dinero, mucho dinero, jugando al fútbol.

Entiéndame lector, no estoy en contra del profesionalismo sino por estar acabando con el concepto de “deporte por el deporte mismo” o “mens sama in corpore sano” Estamos educando a las nuevas generaciones, para que crezcan pensando que solo se justifica la práctica del deporte si les sirve para ganar más dinero; y no solo para buscar mejoramiento físico y mental.  Tristemente estamos justificando el dicho que “la historia se repite”: es lo mismo que ocurrió cuando apareció el materialismo que acabó con los Juegos Olímpicos de la antigüedad y dio nacimiento a una etapa de guerras y retroceso.


Y es que todo ejemplo es contagioso; ese cambio negativo se siente ya no solo en FIFA y ligas profesionales; llega al deporte escolar, a canchas de deportistas “amateurs”, y fue la forma como FIFA manejó la copa del Mundo desde fines del siglo pasado hasta el presente.  El materialismo que crea solamente podredumbre en, no solo en el deporte, sino también en la sociedad. 


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