lunes, 22 de agosto de 2016

TRATEMOS DE REGRESAR A LA RAZON DEL ORIGEN DE LOS JUEGOS OLIMPICOS

Por Carlos F. Ramírez

Es mi deber advertirle amable lector, que si usted espera que esto será un reporte oficial y positivo sobre los recién terminados “Juegos Olímpicos” de Brasil, entonces deje de leer por diversas rezones; la más importante es que desde los que se celebraron en California hace décadas, yo he renegado de que este evento para la juventud, se haya convertido simplemente en (1) fuente de ingresos para quien menos lo merecen; (2) explotación de la buena voluntad de jóvenes atletas y (3)  escenario adecuado para esconder errores, no siempre  relacionados con el deporte. 

Por favor, no me juzgue como un anciano que vive en el pasado;  me honra decir que conservo libros y documentos de todos los Juegos Olímpicos de la Era Moderna (así como de los antiguos);  escribí dos libros sobre su historia, y asistí a ocho de  once en el largo período de 1956 a 1996; gradualmente, hasta llegar a esta última fecha, fui testigo de cómo, lo que había sido limpia confrontación deportiva de la juventud mundial, se iba convirtiendo en un Mercado político-económico.

De hecho ese concepto “muy romántico” de ver el deporte como medio para educar y guiar la conducta de los jóvenes, se ha convertido en la explotación de la buena fe de atletas, para beneficiar a un “puñado de vivos” comerciantes del deporte.    
   
Aclaro que nunca he estado en contra del deporte profesional, pero criticaré siempre a los que intentan “Ponerle máscara” explotando  la habilidad y los sueños de éxito de  jóvenes atletas; solo para llenarse los bolsillos de dinero.

Eso fue lo que mató las Olimpiadas del pasado, iniciadas por los griegos para que la juventud se reforzara en sus valores; pero bajo el dominio materialista de los Romanos, se prostituyeran  hasta que dejaron de existir.

Fue pues un noble gesto del Barón de Coubertin, consciente de la importancia de la juventud en un mundo moderno “que corría el riesgo de darle demasiada importancia a los valores materialistas” el pensar y reestablecer los limpios y originales Juegos Olímpicos” de los Griegos.

Así, en junio de 1894, el Barón de Coubertin y un grupo de amigos se reunieron en  París,  para discutir sobre el peligro de que el deporte se convirtiera en un negocio, olvidando la razón de su existencia: “dotar a la juventud de una actividad para educarla y desarrollar su conciencia de lo que es la salud y por qué el deporte debe servir para “conservar los valores  humanos”.

El 23 de junio de 1894 se decidió el restablecimiento de los Juegos Olímpicos, sin que hubiera un solo voto en contra de la idea.  En esa reunión De Coubertin propuso iniciar los Juegos al principio del Nuevo Siglo, en 1900; pero el delegado de la sociedad “Griega de Gimnasia”, Monsieur Bikelas insistió que su país pedía  organizar el evento lo antes posible, para que la idea no se perdiera en el tiempo de las buenas discusiones.

Así los primeros Juegos Olímpicos de la Era Moderna, fueron otorgados a Atenas, y  se celebraron del 6 al 15 de abril de 1896.


Si  usted lector quiere saber su desarrollo positivo hasta llegar a la situación actual, háganoslo saber.  Entre tanto ¡tratemos de regresar los JO a la razón de su origen!  

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