martes, 30 de junio de 2015

LO QUE VA DE AYER A HOY: CHILE EN LOS TIEMPOS DE PINOCHET… (Primera Parte)

Por Carlos F. Ramírez

No resisto recordar algo desagradable ocurrido en el mundo del fútbol hace tiempo, especialmente ahora que se está celebrando, por segunda vez, la Copa América de Fútbol en un escenario que para mí trae imagines muy variadas.  Me refiero al Estadio Nacional de Santiago de Chile, actualmente  sede principal de la mencionada Copa América Chile 2015.

No quiero dar detalles al lector, de lo que viví en los horribles días del golpe militar del General Pinochet, que sirvió para derrocar a un dizque gobierno de “izquierda”, en un país famoso por su respeto a los valores humanos; que solo sirvió para iniciar un gobierno militarista, que dejó una penosa aureola de crímenes, enriquecimientos ilícitos  y destrucción de valores;   en un país como Chile al que siempre he tenido un cariño muy especial por su ambiente democrático, y los buenos amigos que tuve y tengo allí, uno de ellos al que llamaré Pedro…

Lo que les voy a contar lo recuerdo claramente, aunque rara vez lo comento públicamente.  Y es que no he vivido  peores momentos y experiencias tan dramáticas como los que viví allí en 1973; durante toda una semana vi por las calles de Santiago, circular camiones militares llenos de cadáveres de  civiles.  Tampoco  necesito que me cuenten el horrible ambiente de esa Guerra Civil que obscureció  la bella y hasta entonces democrática Capital de Chile.  Durante el día los cínicos “siúticos” (apodo despectivo que daban a quienes simpatizaban con el gobierno de Pinochet) llenaban los cafés para aplaudir el golpe militar, mientras por las calles desfilaban las víctimas de ese “Golpe Militar”; eso, en un país que había sido hasta entonces un ejemplo de democracia en Latino América.   

(Aclaro al lector que jamás he simpatizado con el llamado comunismo;  pero siempre he estado en contra del uso de la violencia como excusa para cualquier “ismo” en cualquier país.)

En esos días, mi querido amigo Pedro,  de  ideas totalmente democráticas,  que lo habían hecho respaldar al gobierno “izquierdista” del político Allende, quien resultó ser uno de esos  “comunistas nylon”, que nunca practican lo que predican. 

Me constaba que quien había prometido igualdad, vivía al llegar a la presidencia, como un “Creso”, derrochando con sus compinches, en forma absurda el dinero, precisamente que por haber  prometido  combatir, le había valido el voto democrático de los chilenos.

En esos días de 1973, tenía yo un programa de radio y televisión (“¿Qué Hay de Nuevo?”).  Entrevisté en Chile, tanto en su casa como en su oficina al  mismo Pinochet; y también distintas personas, desde industriales a choferes de taxi; todos  me contagiaron con un ambiente de sentimientos enfrentados.  Los “allendistas” de buena fe, sin decirlo se mostraban como defraudados por incumplimiento de  promesas que habían llevado a la Presidencia a Allende.  Además, mi amigo que le fue fiel, me comentó en una  visita a México, su desilusión por  la forma como había dado viraje brusco a sus promesas.

Yo solo escribo lector, sobre lo que me consta. En Chile, hablé (sin identificarme) con choferes de taxi, empleados de gobierno y empresas privadas, gente de la calle…todos coincidieron que un país democrático como era Chile había cometido un grave error al elegir a su Presidente.

Todo esto lo comenté en mi programa “Que Hay de Nuevo” que tenía entonces en radio y televisión independiente.  Y apenas dos o tres meses después, un telefonema me llegó a mi casa, de un amigo  chileno, un “Allendista”, desilusionado, y que trabajaba para el gobierno con quien había creído;  y me explicó el por qué había pedido lo enviaran a la Embajada de su país en Brasil..

(“Varios de mis amigos se han convertido en ricos, con negocios ilícitos protegidos por el gobierno; me da asco, por eso pedí al “camarada Allende” que me enviara al extranjero a trabajar en una embajada de Chile”)
     
Angustiado me habló de haber  enviado a sus dos hijitas de vacaciones a Santiago,  en casa de su hermana.  “En la madrugada de hoy ocurrió un golpe militar”, me dijo; “como supondrás, no puedo ir por ellas, porque los “milicos” (sic) me encarcelan.  Ya hablé con mi hermana y dije que voy a pedirte que vayas a recogerlas  y las saques del país.  Si voy yo, me meten a la cárcel.  Ellas tienen boletos de avión”.

No lo dudé.  Al día siguiente estaba en el avión, rumbo a Chile.  Lógicamente, pasado el momento emocional, me puse a pensar desde mi asiento como le haría para sacar a las dos chiquillas de un país en plena catástrofe militar…  Si el lector está interesado, le pido que lea este espacio en dos o tres días más…

No hay comentarios.:

Publicar un comentario