jueves, 5 de junio de 2014


Y EN LA ETAPA FINAL DEL MUNDIAL 1954, POLITICA CONTRA DEPORTE…

 

Por Carlos F.Ramírez

 
Siempre es difícil justificar lo que llaman “sorpresas en un Mundial”.  El fútbol depende del esfuerzo humano de jugadores, y ese esfuerzo no es tanto físico, sino mental.  Hungría era el favorito de todos para ganar en 1954.  Su trayectoria y sus jugadores parecían garantizarlo. Pero…hubo un factor que pocos han tomado en cuenta y que muchas décadas después me lo ratificó Ferenc Puskas el alma en el ataque de los magiares.

 
Hungría estuvo años sometido a la dominación soviética.  Sus futbolistas  eran atletas de estado,  imbatibles desde años antes de su aparición en el Mundial de 1954.  Eso significaba mucha presión para ganar.   En Hungría, un país con un pasado de patriotismo y cariño a sus raíces,  imponían la importancia de no ser derrotados, menos que todos por Alemania.

En cuartos de final, Austria eliminó a Suiza en un candente partido que termino 7-5 y donde los jugadores terminaron agotadísimos. Uruguay confirmó  su casta derrotando 4-2 a Inglaterra en Basilea; los alemanes occidentales 2-0 a Yugoslavia  en Ginebra; y el juego de Berna entre húngaros y brasileños pasó a la historia.

Y es que la mezcla del deporte con la política,  el orgullo de ganar una Copa Mundial como fuera, influye siempre en el desempeño de los jugadores.

 Conocimos a Puskas en Londres, en 1961.  Acababa de retirarse luego de cumplir brillante carrera con el Real Madrid.  Recordó lo ocurrido en Suiza y leo sus declaraciones:  “En semifinales  contra Brasil en Berna, el partido fue tremendo;  ellos comenzaron a golpear desde el cuarto de hora, íbamos arriba  2-0, y quisieron desorganizarnos, tanto que cometimos una falta  en el área y  anotaron el penalty;    vivíamos la presión enorme de tener que ganar; el ambiente era antideportiva, poco después  golpearon durísimo a Toth dentro del área, quien siguió jugando arrastrando una pierna; Lantos metió el penal y nos puso 3-1.  Pero Julinho anotó un gran gol y se acercaron 2-3. El ambiente era caliente,  Bozsik golpeó feamente a Santos, quien respondió y ambos fueron expulsados; Didí estrelló una pelota en el larguero y quien sabe por qué Djalma Santos persiguió a Czibor (por toda la cancha). En el último minuto Kocsis desvió un tiro de Czibor y anotó el cuarto gol.  4-2.  Después  nuestro medio campista Lorant recibió una patada y terminó cojeando.  A mí, me habían golpeado tanto que no podía caminar, cuando reclamé a Pinheiro me atacó y yo me defendí a golpes.  Ya terminado el juego,  los brasileños invadieron nuestros vestuarios y atacaron a botellazo limpio, noqueando a Toth.  Fue un final penoso, pero provocado porque no supieron  perder.”

Tres días después, semifinales en Lausana, fue distinto ante Uruguay.  Partido   limpio, de calidad, y aunque  Hungría alineó suplentes, confirmaron  su gran forma y derrotaron  4-2 en tiempos extras a un excelente equipo uruguayo guiado por el gran veterano Andrade; habían terminado  2-2 gracias a que Hohberg empató con un excelente gol  faltando un cuarto de hora; en tiempos suplementarios, el mismo Hohberg estrelló un remate en un poste; pero en la agonía del juego, Kocsis anotó dos veces con cabezazos impresionantes y los magiares ganaron 4-2.

Fue un gran partido, para muchos  el mejor del Mundial,  excelente exhibición de los húngaros, pese a la ausencia de Puskas, que seguía sufriendo el efecto del taponazo del alemán Liebrich. Pero lesionado o no, pidió ser alineado para la final, que se jugaría contra Alemania que había goleado 6-1 a Austria en la otra semifinal.

 

Hungría en 1954

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