miércoles, 28 de agosto de 2013


EL REBAÑO SAGRADO (LAS CHIVAS RAYADAS DEL GUADALAJARA)

 

 

Por Carlos Calderón Cardoso

 

La historia de las chivas del Guadalajara, es tan añeja como un siglo. Iniciaron a jugar con el nombre de Unión en 1906 y a partir de 1908 comenzaron a llamarse como la ciudad en donde desarrollan su futbol: Guadalajara. Pero el mote que las identifica tiene su razón de ser casi medio siglo después.

 Un cronista tapatío, que era devoto del Atlas, en 1948 y tras un partido en el que el Guadalajara corrió por todo el terreno de juego ganándole apenas 1-0 al Tampico, comentó en el periódico El Informador de Guadalajara, que corrían como “chivas locas”, como “ chivas brinconas”, pero sin poder hacer nada.

 Los atlistas, con ese odio desbordado que existe entre ambas instituciones, festejaron el apelativo y –burlándose de los rayados- comenzaron a llamarles así: chivas locas.

 En el siguiente partido en el que se enfrentaron Guadalajara y Atlas, el 14 de julio de 1949, el conjunto rayado entró al terreno de juego con una chiva vestida con los colres del Guadalajara. El arquero comentó a un perodista ¡Sí, somos chivas y qué! ¡Decir chivas es decir Guadalajara!.

 Aquella noche, si ganaba el Atlas, estos obtendrían su primer título de liga de la historia. Sería el primer conjunto de Jalisco en ganar un título en la primera división, por lo que se especuló que los del Guadalajara se dejarían vencer para que el campeonato recayera en el estado.

 ¡Y por supuesto, que eso no sucedió!

 El partido, ganado por los locales, fue ovacionado por los asistentes con un grito ensordecedor: ¡Chivas!, ¡Chivas!, ¡Chivas!. Al término del partido uno de los jugadores diría que los del Atlas jugaban como margaritas (maricones) y ahí nacería otro apelativo que duraría muchos años.

 Llamados desde entonces las chivas rayadas del Guadalajara, el equipo tapatío sería motivo de otra anécdota que los dejaría marcados:

Desde que en los años veinte el Guadalajara inauguró su casa club en las instalaciones de Unión y Bosque, el entonces sacerdote Garibi Rivera que bendijo las instalaciones, mostró gran gusto por el futbol y en particular por el Guadalajara.

Años después, cuando Garibi había sido nombrado Cardenal  y el Guadalajara ganaba su primer título profesional el 3 de enero de 1957, derrotando al Irapuato, Garibi Rivera, en la catedral de Guadalajara, mientras celebraba su misa, entonó un tedéum en alabanza a la alcurnia rojiblanca.

Días después, recibió al plantel completo y mostró, ante los azorados futbolistas, que debajo de su sotana llevaba puesta la playera del Guadalajara. Un periodista intuitivo, desde aquel día, al equipo que tenía los favores de uno de los hombres más cercanos a Dios, por su investidura, comenzó a llamarle a aquellas chivas desbocadas “El rebaño sagrado”.
El Cardenal Garibi Rivera recibiendo al Campeón Guadalajara
 

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