viernes, 7 de agosto de 2015

EL GRAN “NACHO” TRELLES CUMPLE 99 AÑOS DE EDAD

Por Carlos F.Ramírez

Conocí a Nacho Trelles en 1943, cuando él jugaba en  el “Necaxa” que dirigía
Don Ernesto Pauler.  Yo era “niño-joven”.  Un amigo mío, pariente  del  “Cachetón” Armando Aguilar, estando yo de  vacaciones en el D.F. me llevó a un entrenamiento precisamente al Parque “Necaxa”, allí cerquita de donde poco después se construyó el  “Viaducto Miguel Alemán”.

Como buen “villamelón” de provincia,  yo solo conocía por fotos a unos cuantos: a los porteros,  “Pulques” León y  Rafael Navarro (con quien tuve amistad tiempo después, en Monterrey);  también estaban  Carlitos Mendoza, el “Cachetón Aguilar – excelente centro delantero, la pareja del ataque “electricista”, etc.

Un esmirriado de bigotito, muy amable, se dignó charlar conmigo unos minutos. Así me topé por vez primera, con mi admirado Nacho Trelles.  Si lo saludé, no me acuerdo;  pero Nacho me ha insistido que si recuerda haber saludado a un “chavo yucateco, que sabía más de fútbol que de béisbol”...

De nuevo lo vi jugar el comienzo del profesionalismo, en el América, con Roberto Scarone, uruguayo y entrenado ni más ni menos que otro de mis admirados amigos, Don Luis Regueiro.  Estando ya de interno, en 1946 estudiando preparatoria en el Tec de Monterrey,-  jugué y fuimos  campeones locales dos veces, por la calidad de mis compañeros internos: el “Chino” Saucedo y Rafael Quijano (ambos jugaron en primera división).  Entrenábamos donde lo hacía el Monterrey, en ese  su primer (y por mucho tiempo único) año en Primera División. 

Vi a  Nacho entrenando en la última etapa de su vida como jugador con el  Monterrey,  habiendo cerrado su ciclo cuando  yendo a jugar a Guadalajara contra el “Oro”, y cargando gasolina el autobús, alguien tiró un cerillo cerca de la bomba de gasolina.
Vaya tragedia.  Murieron tres jugadores (uno era costarricense) y muchos, entre ellos Nacho, sufrieron serias quemaduras…Nacho ya no jugó, pero por fortuna decidió convertirse en entrenador.

Me enorgullece decir que soy amigo y admirador de Trelles, desde que mostró su habilidad con el Zacatepec de los cincuenta; luego de su breve paso en el América, he hablado muchas veces y convivido con él  desde 1957 a la fecha.  Fui testigo de su  “graduación” en  Suecia 1958; siendo DT de la Selección Nacional Antonio López Herranz, enfermó después del Campeonato Panamericano de 1956  y tuvo que dejar  el puesto.  Nombraron lógicamente a un profesional, en este caso a Nacho, para que tomara  “temporalmente”  al equipo nacional; y entre abril y octubre de 1957 lo llevó a una rotunda clasificación para el Mundial 1958 en Suecia. 

Juzgue usted, lector:

Estas fueron  las cifras del debut de Nacho como DT nacional: 6-0 y 7-2  a Estados Unidos, triunfos 3-0 y 2-0 contra Canadá;  y contra Costa Rica, 2-0 en la C.U. y un empate 1-1 en San José: 5 victorias y un empate, 21 goles a favor y ¡solo 3 en contra! 
Nos asombró a muchos, que pese a eso, no faltó quien creyera que Nacho no “estaba listo” para ser el DT titular; así que llamaron de nuevo al entonces delicado de salud López Herranz, para el Mundial de Suecia de 1958. 

La nobleza y disciplina de Nacho fue tan grande, que acató la decisión y apoyó a un colega que lamentablemente enfermó y poco después fallecería. Pero su actitud en lo que podemos llamar “bautizo de fuego” como DT Nacional, demostró la calidad de mi amigo, siempre disciplinado y honorable  profesional del fútbol Mexicano.  Así se lo dije cuando le reconocieron sus méritos hace unos meses en el “Salón de la Fama” de Pachuca.


Ahora acaba de cumplir 99 años y le deseo, desde aquí, muchos años más con plena salud.

Nacho cuando era entrenador de la selección nacional.

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